8.09.2011

Un día del montón, 1: 14 am

Si tuviésemos el poder de viajar en el tiempo, de volar a través del espacio, de mezclarnos con la bocanada de sueños que se elevan al alba tras un suspiro… si imaginar y lograr fuesen sinónimos… si no los separara ese gran abismo entre lo contingente y lo utópico, si lo utópico fuera trivial ya, si no nos tildaran de locos, a los enternecidos soñadores y amantes de la lucidez de las letras… ¿Qué sucedería?...

¿La vida perdería su sentido?... ¿Cuál es el sentido?.. ¿Los sueños sólo pertenecen a ese mundo
onírico que sólo podemos visitar con nuestros ojos cerrados?...

Quisiera tener la respuesta a ello señor lector... pero lamento decepcionarlo. Yo sé lo mismo o menos que usted, al menos usted no tiene la necesidad de escribir para desahogarse… no tiene la necesidad de jugar con simples letricas, ni convertirse en un “organizador” de palabras, que como en una fiesta bacanal, de esas que se celebraban en roma, al final de todo… al final de estos parrafitos llenos de ambigüedades e incontinencias... no queda nada. O ¿sí?.

Y es que cuando cerramos los ojos, eso que llamamos “reflejo del alma” logramos ver todo lo que a simple vista se escapa de ellos. ¿Por qué cuando besamos lo hacemos?... ¡Una buena pregunta!... ¿Por qué retomo el tema?.. No lo sé, Debería usted preguntarse porque recordó a esa persona en particular cuando hice alusión a lo del beso.

¿Sufre de algún tipo de miopía cerebral y esto le impide leer las entrelíneas? Tal vez necesite más que unas simples gafas para darse cuenta que lo que me ha traído aquí a divagar, a escribir, a expresarme, es eso.. Eso que llaman “amor”… ¿será que existe?.. Por supuesto, sé de su existencia por el contrario, (odio) pero a mí no me ha llegado, ni siquiera me lo han presentado; a mis oídos sólo han llegado un vestigio de viejos rumores.

Hace poco hablé con una niña, chiquita ella, me dijo que lo vio jugando a las escondidas, que se encontraron, se dieron la mano y cruzaron ciertas palabras… que su mirada la lleno de paz y una alegría que se escapa de lo humano y temporal, así es, una sensación inhumana o más bien sobrehumana y atemporal; añadió además que para lograr encontrarlo y culminar su juego, lo hizo con la ayuda de odio, de engaño, de olvido, de soledad, y que a la final tiempo, fue el único que le dio la razón acertada, los demás la habían desviado… Amor se escondía tras ella, le jaloteaba el pelo, le hacía zancadillas, a veces, cosquillitas, pero ella… indiferente lo ignoraba, por seguir su búsqueda, ignoraba que él tras ella estaba.