¿Мигель?,
sí, Мигель. Mika’el, Misha, Miguel. En hebreo, en ruso o en español, el idioma
no importa, discernir no le importa, no le agradan los juicios, detesta
decidir. Hedonista y ambiguo, no es fácil de descifrar, sus ojos reflejan lo
que sus palabras intentan ocultar.
Resulta
difícil describir y mucho más, de escribir. Las palabras se escurren por sus
dedos mientras los acordes de una guitarra logran encerrar un sentido. Para él, los sentidos, son lo primordial.
¿Para qué falta tiene usted la mayor
indulgencia?
- No
me agradan los juicios.
¿Qué es para usted el colmo de la miseria?
-
Aceptarla.
¿Quién hubiera querido ser usted?
-
Siempre seria yo. Aunque decidiera ser otro, seguiría siendo yo.
Peca
por ególatra y apático, eso sí, dice que no es su intención. Su intención es
clara y concisa, sus objetivos se perfilan nítidos mientras sus intereses
dicten el paso a seguir. Milimétrico, perspicaz y por qué no, manipulador, le
gusta tener siempre el control de la situación.
¿Qué don de la naturaleza preferiría poseer?
- El
don de la manipulación de la materia para la reconfiguración.
¿Qué es lo que más detesta?
-
Que me hagan este tipo de preguntas, siento que tengo que rebuscar la respuesta
desde mi interior.
¿Cuál sería para usted la mayor desdicha?
-
Vivimos entre muchas desdichas, la mayor desdicha es que sigan surgiendo más.
Volátiles
trazos de una semblanza se mezclan con una canción, entre notas y no sés,
susurra al mismo son: “some live repressing their instinctive feelings”… Polifonías del personaje y eufonías
de este autor, “protest the way we're
built don't point the blame on me”.
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