9.09.2013

Мигель

¿Мигель?, sí, Мигель. Mika’el, Misha, Miguel. En hebreo, en ruso o en español, el idioma no importa, discernir no le importa, no le agradan los juicios, detesta decidir. Hedonista y ambiguo, no es fácil de descifrar, sus ojos reflejan lo que sus palabras intentan ocultar.

Resulta difícil describir y mucho más, de escribir. Las palabras se escurren por sus dedos mientras los acordes de una guitarra logran encerrar un sentido.  Para él, los sentidos, son lo primordial.

¿Para qué falta tiene usted la mayor indulgencia?
- No me agradan los juicios.

¿Qué es para usted el colmo de la miseria?
- Aceptarla.

¿Quién hubiera querido ser usted?
- Siempre seria yo. Aunque decidiera ser otro, seguiría siendo yo.

Peca por ególatra y apático, eso sí, dice que no es su intención. Su intención es clara y concisa, sus objetivos se perfilan nítidos mientras sus intereses dicten el paso a seguir. Milimétrico, perspicaz y por qué no, manipulador, le gusta tener siempre el control de la situación.

¿Qué don de la naturaleza preferiría poseer?
- El don de la manipulación de la materia para la reconfiguración.

¿Qué es lo que más detesta?
- Que me hagan este tipo de preguntas, siento que tengo que rebuscar la respuesta desde mi interior.

¿Cuál sería para usted la mayor desdicha?
- Vivimos entre muchas desdichas, la mayor desdicha es que sigan surgiendo más.

Volátiles trazos de una semblanza se mezclan con una canción, entre notas y no sés, susurra al mismo son: “some live repressing their instinctive feelings”… Polifonías del personaje y eufonías de este autor, “protest the way we're built don't point the blame on me”.


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