11.18.2014

Laura Restrepo: Laura de mi amor.




Laura, no es una mujer normal. Tiene los ojos bien abiertos y los oídos bien despiertos, a tal punto que no puede dejar de preguntarse y preguntar el porqué de todo.

Nació en 1950, estudió filosofía y letras en la Universidad de los Andes para luego enfocarse en las Ciencias Políticas. Fue maestra, activista, periodista y ahora, escritora. Una de las mejores.

Es zurda, izquierdista. Jugó con el Trotskismo como militancia política, al igual que jugó un papel importante en los procesos de negociación con el M19 durante los años 80. Como parte del Comité de Verificación de Paz, siempre andaba con un pañuelo blanco en el bolsillo: no sabía cuándo tenía que amarrarlo a un palo y usarlo como escudo ante el fuego cruzado.

Tuvo que abandonar el país, se refugió en México donde el diario La Jornada y la revista Proceso labraron sus caminos como periodista. Cinco años después regresó a su patria, “donde la muerte campea, reina y señora", a trabajar para la revista Semana y la revista Cromos. Llegó incluso a dirigir el Instituto de Cultura y Turismo de Bogotá.

Sus relatos, todos y cada uno de ellos, tienen un sello personal; una marca que sólo ella les puede dar. Ésos testimonios de vida, ésa construcción sencilla pero eficaz de los personajes, ésa particular descripción de los espacios, ésa prosa ágil y directa, ése sentido del humor, ésa manera diferente y característica de narrar, ésa maña de trasgredir las normas, de comerse los puntos, de jugar con el lenguaje; ésa Laura que tilda adrede palabras porquesí, es la misma de la que cualquiera se puede enamorar.

Casada con el periodismo narrativo, se dejó seducir por la magia de la literatura: “En la ficción hay una capacidad de interpretación que va un poco más allá”. Sin embargo, y a pesar de que desde los 90 se haya decidido por la musa literaria, sus producciones, siempre, sin excepción alguna, terminan salpicadas por su primer amor: el oficio periodístico.


Sus letras, siempre impregnadas de pasión: amor y dolor, no sólo retratan un país verde y sangrante como Colombia, sino también, muestran los enredos y nudos de la existencia humana a través de historias simples. Historias únicas, personajes singulares, lugares que hablan, palabras que saltan y se convierten en barcos de papel, capaces de llevar al lector a otros mundos.


Laura, no es una mujer normal. Para mí, es la mejor periodista y escritora de este país de ficción.


"La vida se debate en aguas profundas mientras las palabras y las explicaciones resbalan sobre la lisura de la superficie".








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